sábado, 27 de septiembre de 2014

Primera Guerra Médica

En el 492 a.C. se creó una fuerza expedicionaria que debía ser dirigida por Mardonio, yerno de Darío I. Consistía en una flota y un ejército de tierra y su objetivo era castigar a Atenas y Eretria por su apoyo ala rebelión jonia.

Mardonio atravesó Asia Menor hasta Jonia, donde derrocó las tiranías y las reemplazó por democracias.
El ejército marchó a través de Tracia, reconquistándola, y al alcanzar Macedonia, antiguo aliado, le obligaron a pagar tributo a los persas, aunque permitiendo que mantuviera su independencia.
Tras someter Tasos y al ladear el monte Athos, el ejército Persa fué sorprendido por una violenta tempestad que diezmó la flota.

Tras esto y las racias acaecidas por los brigios de Tracia, se retiraron de nuevo a Asia sin haber logrado sus objetivos, aun así, lograron fortalecer el control persa de los territorios fronterizos con Grecia.
Tras esta fallida incursión en Grecia, Darío envió embajadores a las polis griegas pidiendo una "ofrenda de tierra y agua", lo cual era un símbolo tradicional de sumisión. La mayoría de las polis respondieron favorablemente, salvo Esparta y Atenas, las cuales juzgaron y colgaron a los embajadores.

No obstante, Esparta sufría una crisis interna. Egina había aceptado la oferta persa y podía ser usada cmo base estratégica. Cleómenes y Demarato, los biarcas de Esparta, discrepaban sobre la legitimidad del acto, por lo que Cleómenes declaró a Demerato ilegítimo con la ayuda de los sacerdotes de Delfos, a los que había sobornado. Cleómenes fue depuesto y le sucedió Leotíquidas, y con el y Cleómenes de acuerdo, los eginetas capitularon.

Los espartanos desterraron a Cleómenes al conocer su pacto con Delfos y tras un breve destierro murió encarcelado y fue sustituído por Leónidas I, su hermanastro.
Aprovechando la situación en Esparta, Darío envió un ejército anfibio a castigar a Atenas y Eretria, con Datis el Medo y Artafernes al mando.

El ejército a su paso por Naxos la arrasó y esclavizó a la totalidad de su población, por contrario, en el resto de territorios conquistados, Datis intentaba mostrar clemencia, con la excepción de Caristo, que corrió la misma suerte que Naxos.

De camino a Eretria, la flota conquistó la totalidad de las islas Cícladas y después, atacó a Eretria.
La ciudad fue sitiada durante seis dias, antes de ser traicionada por algunos ciudadanos, siendo finalmente saqueada y sus ciudadanos tomados como rehenes.

Justo antes de la llegada persa, Atenas mandó 4000 ciudadanos en ayuda a Eretria ante la inminente llegada persa, pero fueron salvados por Esquines al aconsejarles la retirada.
Tras la conquista de Eretria, los persas se dirigieron a Maratón.
El ejército ateniense, capitaneado por Milicíades el Joven, el "strategos" ateniense más experimentado en la lucha contra los persas, fue enviado a bloquear las salidas de la llanura de Maratón para impedir la entrada del ejército aqueménida por tierra. Al mismo tiempo, Fidípides, un corredor mensajero, fue despachado para solicitar refuerzos a Esparta.

Pero la ciudad laconia celebraba las Carneas, fiestas que implicaban una tregua militar hasta el plenilunio siguiente. Las tropas espartanas no podían partir más que al cabo de diez días.
Los atenienses se encontraban casi solos, habiendo recibido sólo un pequeño contingente de Platea.

Los persas navegaron por la costa de Ática y anclaron en Maratón, a escasos kilómetros de Atenas, con el asesoramiento del tirano ateniense retirado Hipias.

Los ejércitos estuvieron frente a frente cinco días, una espera que favorecía a Atenas ante la inminente llegada de tropas espartanas.
Milicíades convenció a Calímaco, el polemarca, a alargar la línea de soldados griegos. Dispuso las tropas de dos tribus en el centro, los Leóntidas, capitaneados por Temístocles, y los Antióquidas, capitaneados por Arístides, en cuatro filas.

No se conoce cual fue el detonante de la batalla.

Tras la victoria griega inicial, los griegos deberían prevenir una segunda ofensiva persa con las tropas aún embarcadas. La flota persa necesitaba una decena de horas para bordear el Cabo Sunión y llegar a Falero.
Con una marcha forzada, los hoplitas griegos llegaron justo antes que las escuadras navales enemigas. Los persas, al percatarse, se negaron a desembarcar.

Algunos días más tarde llegaron los refuerzos espartanos, quienes felicitaron a los atenienses y platienses.
La reacción de Darío fue preparar su venganza y una nueva expedición, pero estalló una revuelta en Egipto, dirigida por el "satrapa" Ariandes, que tuvo ocupado a Darío los últimos meses de su reinado; murió en el 488 a.C. y su hijo Jerjes le sucedió en el trono aqueménida.

El Origen de Las Guerras Médicas: La Revuelta Jónica

La revuelta jónica fue decisiva en la confrontación entre los persas y los griegos.
Fue impulsada por Aristágoras, el tirano de Mileto, en el año 499 a.C.
Constituyó el primer conflicto a gran escala entre ciudades griegas y el Imperio Persa. Muchas ciudades ocupadas por los persas en Asia Menor y Chipre se alzaron contra sus dominadores.
Se originó por la voluntad de Darío I de controlar las fuentes de aprovisionamiento de trigo y de madera para la construcción naval de Grecia. Para ello debería atacar al Imperio Escita en Rusia, el cual tenía un pujante comercio con las polis, pero tras varios intentos fallidos, Dario cesó en su empeño.



Darío se aseguró el dominio de Tracia y Samotracia.

Al solicitar Atenas una alianza Persa, Darío pensó que podría contar con la fidelidad de los griegos jonios.


 Jonia sufrió en sus intereses esta dominación , de las doce polis griegas que la componían, Mileto era la única a la que el Imperio Persa cedió un poco de independencia.
A pesar de que el dominio del Imperio Persa no le perjudicase, Mileto sentía su prosperidad amenazada.
 Cuando la revuelta estalló, tuvo como primera consecuencia en las polis la evicción de los tiranos impuestos a cada una por los aqueménidas y la proclamación de la "isonomía", igualdad de derechos.
La idea de dicha isonomía y liberación unió a los jonios, cuyo objetivo era retomar Bizancio y Chipre.
Aristágoras de Mileto, yerno del tirano de dicha ciudad, Histieo, esgrimió el estandarte de la rebelión y se adueñó de varias naves persas y fenicias.
La alianza jonia carecía de medios por lo que Aristágoras partió a la Grecia Continental para solicitar ayuda militar.
Sólo dos ciudades respondieron a Aristágoras, Atenas enviando veinte barcos y Eretria mandando cinco.
Para las polis griegas europeas el conflicto les era lejano y sus respectivos conflictos internos les eran más importantes.
Haría falta, sin embargo, más de seis años a los persas para sofocar la rebelión.
Las primeras victorias griegas en Panfilia, chipre, Helesponto y Bizancio dejaron en una situación crítica a los persas, pero el envío simultáneo de tres ejércitos persas unido a la retirada de los griegos europeos dejaron a Mileto como el último bastión de la rebelión.

Mileto, tras ser asediada por tierra y mar, fue arrasada y su población deportada a orillas del Tigris.

Esta derrota arrastró a la Grecia Continental, sobretodo a Atenas, a una profunda depresión.
Darío, por su parte, comenzó a concevir ideas expansionistas.